El árbol de la vida
EL ÁRBOL DE LA VIDA
Por: César Daniel Delgado
El orbe, un árbol,
El orbe, un árbol,
El cosmos, un bosque,
Tú y yo, una hoja infinitesimal,
Somos todo y no somos nada.
Las florestas se condensan,
Crean otros mundos, aglomeraciones gigantes,
Imágenes que se repiten y se apilan,
La grandeza no existe, todo se minimiza ante todo.
Los bosques crean mundos,
Y los mundos realidades,
Realidades acortadas ante la pobre visión de la hoja,
Pero sin las hojas tampoco serían nada.
Débiles ramas sostienen las hojas, ya floreadas,
Las elevan a lo que ellas creen lo más alto,
Sin saber que otros mundos engullen sus realidades,
Son átomos desechables de inmensas vastedades.
Entonces, ¿no es real el viento que mueve la hoja?
Al final no importa si el soplo es útil o mágico,
O si el sol le insufla el bálsamo de la vida,
Para el universo no existen hojas, sólo trascendencias vívidas.
Tú y yo, una hoja infinitesimal,
Somos todo y no somos nada.
Las florestas se condensan,
Crean otros mundos, aglomeraciones gigantes,
Imágenes que se repiten y se apilan,
La grandeza no existe, todo se minimiza ante todo.
Los bosques crean mundos,
Y los mundos realidades,
Realidades acortadas ante la pobre visión de la hoja,
Pero sin las hojas tampoco serían nada.
Débiles ramas sostienen las hojas, ya floreadas,
Las elevan a lo que ellas creen lo más alto,
Sin saber que otros mundos engullen sus realidades,
Son átomos desechables de inmensas vastedades.
Entonces, ¿no es real el viento que mueve la hoja?
Al final no importa si el soplo es útil o mágico,
O si el sol le insufla el bálsamo de la vida,
Para el universo no existen hojas, sólo trascendencias vívidas.
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