Renuncia
RENUNCIA
Por: César Daniel Delgado
La historia comenzaba así,
La historia comenzaba así,
Un hombre fuerte
y vigoroso,
Con el alma
hecha un rastrojo,
Iba y venía
por la misma senda.
Cavilando
en las nubes,
Sobre una
vida nueva,
Aquella que
tal vez deseaba,
Aquella que
parecía tan lejana.
Tengo un
trabajo bien pagado,
Un par de
hijos y una esposa,
Un
automóvil, tres perros,
Una casa que
en decenios será propia.
Pago las
cuentas a tiempo,
Disfruto el
viernes y a veces los sábados,
El fin de
semana le decía a su tribu:
Soy feliz
con lo que tengo.
“Yo sé lo
que quiero” es la mentira más larga,
Terminé en
una oficina, pero de niño quería ser astronauta.
Agotado
salía del trabajo,
Bajo una
oscuridad bien sabida,
Las piedras
del suelo lo saludaban,
Lo llevaban
lento por la vida.
Opacos
zapatos negros,
Una camisa
ya desordenada,
Un pantalón
arrugado y sucio,
Una corbata
imprecisa y agobiada.
Se asustó
con su propio reflejo,
El que
devolvía la vitrina de una joyería,
Por un
instante intuyó que era otro,
Quien lo
miraba en la lejanía.
Escrutó la
imagen desconocida,
Una silueta
deforme y maltrecha,
Era el
retrato de sus amigos,
No la
propia sino la del planeta.
Pensaba que
era un ser especial,
No soy sino uno más, decía, en la película repetida de la vida.
Poseer es
el rasero que medía su vida,
Aunque muchos
compartimos lo mismo,
Un horario que cumplir, unas bocas por alimentar,
Un hogar
por pagar, una rutina por ejecutar.
Esto no
puede ser felicidad,
Él creía
perseguir una ilusión propia,
Y el
reflejo le mostró la realidad,
Lo tenía
todo y no era nada.
Se dedicó a
buscar lo visible,
Porque así
podía brillar ante el mundo,
Pero el
alma, imposible de engañar,
Gritaba
como un crío obstinado.
Guardó la
corbata, archivó el vestido,
Se sentó a
escuchar a su consciencia,
Y no
entendía nada,
Pero la libertad era sentida, inigualable.
Renunció a
tener, tener es un pasajero incómodo,
Renunciar
no siempre es desfallecer, cuando se busca el verdadero ser.
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